Héctor García
El Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) y La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) determinaron que el país no podía embarcarse en la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2022, como lo venía planeando la Fundación Mayagüez 2010.
Puerto Rico estuvo en competencia por la sede con San Salvador, que ha sido anfitriona de esta competencia en 1935 y en 2002 y quienes quedan ahora como los únicos aspirantes, que se conocen.
La decisión la tomaron los boricuas en reunión con el comité ejecutivo del Copur, en horas de la mañana del viernes pasado ante la fecha límite que dio la Comisión de Futuras Sedes de Centro Caribe Sports de completar algunos requisitos para mantener vigente la candidatura para organizar la justa regional.
Algunos de estos requisitos son la garantía del presupuesto para realizar los Juegos, aseguramiento del visado para todas las delegaciones participantes (en particular la de Cuba), definición de protocolos de la covid-19, detalle de los cruceros que alojarían a los atletas, monto a pagar por los comités olímpicos nacionales por
concepto de la participación de sus delegaciones y la posibilidad de adecuar instalaciones para el deporte de raquetbol.
Los ejecutivos del deporte de Puerto Rico, no lograron gran parte de estos requisitos y prefirieron desistir de la solicitud.
Aunque el Gobierno lo había prometido, el Comité Olímpico todavía vivía una incertidumbre con la asignación de los fondos federales y tenían el tiempo en contra para poder completar el presupuesto, estimado en 70,5 millones de dólares para uso de logística.
Conocida esta real situación, los directivos de Centro Caribe Sports, deben estar en sesión permanente, pues conocen que el tiempo es corto para San Salvador o cualquier otro país que se interese en el montaje.
¿Qué se impone? Inevitablemente, un cambio de fecha y pensar en unos Juegos Centroamericanos y del Caribe con subsedes.
Ahora mismo si me ponen calificar la situación de Centro Caribe Sports, determinaría que está grave y que no está disponible el medicamente necesario.
Aún así, lo último que se pierde es la esperanza y más cuando se trata de un selecto grupo de dirigentes deportivos con experiencia, donde hay buenos ‘Capitanes’, en los que confiamos que llevarán la cargada nave sana y salva a su destino.
Confiamos en ellos y en que tendremos Juegos Centroamericanos y del Caribe, aún sea en el 2023.
Cierro con un interrogante un poco atrevido, pero así somos los dominicanos. ¿Se podría pensar en República Dominicana como sede de este evento si se tranca el juego?.
Un buen grupo de deportistas, empresarios y políticos trabajan en eso desde hace un buen tiempo y aunque sin mucha publicidad, están bien avanzados.
La única objeción que tienen, paradójicamente, está dentro de los miembros del Comité Ejecutivo, del Comité Olímpico Dominicano.
¿Por qué?
