Hace muchos años decidí dejar de ver películas de misterio, de terror y sangrientas por la manera en que me hacían sentir después de terminar de verlas y la manera en que se me alteraba el corazón con cada escena y suspenso, a sabiendas que era todo falso, que la sangre no era real y que nadie terminaba con la vida de nadie.
Fue algo que me surgió de manera natural porque prefería enfocarme en actividades que me hicieran más feliz, más alegre, con menos complicaciones y más placenteras, donde se me dispararan las hormones de la felicidad (endorfina, oxiticina, dopamina, serotonina y la bilirrubina (ja ja ja esta última se la inventó Juan Luis Guerra). El asunto es que mientras hayan actividades tan lindas y placenteras, no veía la necesidad de exponer mis emociones a alteraciones incómodas.
Cabe destacar que respetamos y no juzgamos a las personas que les encanta el suspenso y terror, pero en sentido emocional y cognitivo, este tipo de inclinación y gustos trae consigo un estímulo negativo a nuestro ser.
Todo lo bueno que una persona ofrece, hablando de relaciones humanas, todo lo que brinda y la manera en que trata a los demás, dice mucho de lo que habita en su corazón, por ejemplo, una persona ermitaña nunca te va a responder de la misma manera que una persona socialmente activa a una invitación de índole colectivo, porque el ermitño no se alegra con la multitud, en cambio, el socialmente activo goza de tener una agenda llena de actividades y eventos.
Esto supone que lo que está dentro de tu corazón se refleja en lo exterior, por lo cual tenemos que hacernos esta pregunta: Cómo se llena o se ailmenta nuestro corazón?
Mi querido lector, el corazón se llena de todo aquello a lo que usted lo exponga, ya sea por la vista o por el oído (y en otros casos, a través de los demás sentidos) por lo cual, mirar cosas perturbadoras, escuchar música que atropella los valores, aplaudir la violencia en sus diferentes formas através de los medios digitales es una manera importante de alimentar nuestro corazón.
Nuestro corazón nunca estará vacío y siempre estará dispuesto a dar lo que tiene; así que procuremos alimentarlo con los mejores nutrientes.
En Proverbios 4, versículo 23 dice: ¨…guarda tu corazón porque de él mana la vida¨. El corazón es la fuente de vida, lo que mantiene las relaciones saludables, de donde sale el impulso de amar y cuidar, es de donde mana la vida y un corazón conformed al de Dios, lo es todo! Es puro amor.
Por eso te recomiendo pasar por un filtro (y no de Instagram) todo lo que tu corazón consume para que vivas una vida plena y acorde con nuestro Dios.









