Los peloteros japoneses están de moda en el béisbol de Grandes Ligas.
La avalancha de elogios y actuaciones legendarias del súper jugador Shohei Ohtani en los últimos 7 años, han servido de puente para que los reclutadores y ejecutivos de los 30 equipos de la mejor liga del mundo echen un vistazo al béisbol que se practica la Tierra del Sol Naciente, y reclutan jugadores de alta calidad.
Y en este inicio de 2025, el cotizado lanzador Roki Sasaki busca firmar un jugoso contrato en la ventana de firmas de jugadores internacionales, y es la meta primordial de varias organizaciones de conseguirlo.
Además, los todavía Atléticos de Oakland dieron un paso más allá firmando al jovencito jugador de dos vías (jugador de posición y lanzador) Shotaro Morii, de 18 años, con un millonario contrato de 1,5 millones de dólares del bono internacional. El gerente general asistente de los Atléticos, Dan Feinstein, piensa que dieron con el nuevo Ohtani, y puede que no esté equivocado.
Morii, de la Escuela Preparatoria Toho, se desempeña en béisbol escolar como bateador zurdo que se puede desempeñar como shortstop y como lanzador derecho en el montículo. Lo interesante de este caso es que llega al sistema de las mayores estadounidense sin ni siquiera haber jugado en la poderosa y bien remunerada liga japonesa. De hecho, es uno de los pocos jugadores japoneses de bachillerato que firma directamente con un equipo de las Grandes Ligas.
Con esto, el joven jugador busca llegar a la gran carpa y unirse a otros compatriotas que cruzaron el Océano Pácifico para probar suerte en Estados Unidos.
No podemos olvidar que todo este alboroto y fascinación por los jugadores nipones comenzó con el lanzador Hideo Nomo, toda una sensación con los Dodgers de los Ángeles en la década de los 90.
Después del éxito de Nomo, siguió el sensacional y fino bateador Ichiro Suzuki, que primero quemó la liga japonesa, y luego hizo lo mismo en Grandes Ligas, en la Liga Americana, con los Mariners de Seattle.
Pero luego, unos cuantos lograron mantenerse de manera sostenida; otros, llegados con etiquetas de estrella, simplemente se estrellaron con la realidad, la diferencia cultural, y de juego entre ambas ligas (japonesa y americana).
Ejemplos de buenos jugadores son Hideki Matsui, con los Yankees, y Yu Darvish con los Rangers de Texas. Y nombres como los lanzadores Hideki Irabu, Kei Igawa, fueron un tremendo fiasco con los Yankees. Otros, como el también serpentinero Daisuke Matsuzaka, tuvieron un impacto inmediato pero luego se desinflaron. Matsuzaka llegó a los Medias Rojas de Boston en 2007, tuvo récord de 15-12 y ayudó al equipo a ganar la Serie Mundial de ese año. En 2008, su mejor temporada en las mayores, obtuvo marca de 18-3 y efectividad de 2.93, pero en sus siguientes 6 temporadas y últimas en Grandes Ligas apenas tuvo marca de 23-28.
Lo cierto es que hay un gran interés de los equipos de Grandes Ligas por los peloteros japonés, unos más que otros, pero la hay.
Los Mets son los que más jugadores de Japón han tenido en su nómina después de la llegada de Nomo a la liga con los Dodgers en 1995. El equipo de Queens ha contratado a 15 nipones en su historia. Le siguen precisamente los Dodgers y Mariners con 11 cada uno; los Cubs de Chicago con 10; los Rangers y Blue Jays de Toronto con 8; y los Yankees con 7.
En definitiva el béisbol japonés está en su época dorada y es hoy en día uno de los mayores exportadores de jugadores a Estados Unidos.